A menudo se acusa injustamente a Israel de diversas formas de "lavado", incluyendo el lavado rosa (pinkwashing), el ecoblanqueo (greenwashing) y el veganwashing, términos utilizados para desestimar o negar características de la sociedad israelí que reflejan sus valores democráticos y liberales en un esfuerzo por deslegitimar al Estado y sus políticas.
El lavado rosa, una combinación de las palabras "pink" (rosa) y "whitewashing" (blanqueo), fue acuñado originalmente por los críticos de las empresas que comercializaban productos y servicios con el color rosa o el lazo rosa asociado al cáncer de mama. Criticadas por ser principalmente una estratagema de marketing, se acusó a estas empresas de obtener mayores beneficios y destinar una cantidad muy limitada de los mismos a la investigación y los servicios contra el cáncer de mama; en algunos casos, se las acusó incluso de utilizar en sus productos materiales relacionados con un mayor riesgo de cáncer de mama.
En el ámbito antiisraelí, el término "lavado" es utilizado por los activistas antiisrael para caracterizar aspectos positivos de la sociedad israelí —como la promoción de los derechos LGBTQ+ ("pinkwashing"), el activismo medioambiental ("greenwashing") o incluso el veganismo ("veganwashing")— como una estrategia israelí premeditada para desviar la atención de lo que, según ellos, es la persecución de los palestinos por parte de Israel.
Para justificar y promover sus ataques retóricos contra Israel, los activistas antiisraelíes que acusan a Israel de "lavado" se niegan a reconocer ningún atributo positivo a Israel e ignoran deliberadamente las realidades de la vibrante democracia del país. Tales acusaciones implican, además, que estas características aparentemente admirables de la sociedad israelí son de alguna manera superficiales o fabricadas por el gobierno israelí en un intento deliberado de encubrir sus políticas hacia los palestinos —acusaciones que evidentemente aprovechan los viejos estereotipos de los judíos como hipócritas, mentirosos y con nefastos motivos ulteriores detrás de un comportamiento aparentemente benéfico. En el fondo, sugieren que no hay nada del Estado judío que merezca ser celebrado o reconocido por sus propios méritos y, en cambio, atribuyen alguna mala intención a esfuerzos o tendencias por demás loables dentro de Israel.
Es innegable que Israel cuenta con un sólido historial de libertades y protecciones para las personas LGBTQ+, la promoción de iniciativas respetuosas con el medio ambiente, un destacado movimiento vegano y muchas otras políticas de conciencia social. De hecho, se pueden reconocer estos atributos y contribuciones israelíes sin disminuir, ignorar o "lavar" las preocupaciones o críticas relacionadas con el conflicto palestino-israelí y las políticas israelíes hacia los palestinos.