Algunos activistas han presentado la lucha contra Israel y por los derechos de los palestinos como lo mismo que la lucha por la justicia racial en Estados Unidos. Aunque es comprensible que se intente dar sentido a los acontecimientos internacionales a través de nuestro propio contexto nacional, las particularidades del conflicto palestino-israelí no se prestan a comparaciones exactas con la experiencia estadounidense de desigualdad racial sistémica.
A diferencia de lo que ocurre en Estados Unidos, la raíz del conflicto palestino-israelí está en narrativas nacionales encontradas y reclamaciones de territorio por parte de dos pueblos nativos.
Y así como el problema de fondo es diferente de las cuestiones de justicia racial en Estados Unidos, también lo es la solución. Defender únicamente los derechos de los palestinos no resolverá este complejo conflicto. Más bien, se pueden defender los derechos civiles, la autodeterminación y la condición de Estado de los judíos y de los palestinos mediante políticas e iniciativas que promuevan el compromiso israelí-palestino y, en última instancia, negociaciones de buena fe para la paz y la coexistencia.
Separar la realidad de Estados Unidos del conflicto no significa disminuir la realidad de las dificultades palestinas a causa de las políticas israelíes, ni la importancia de denunciar las desigualdades y el racismo en Israel, tal como lo hacemos con otros países del mundo. Reconocer estas dificultades tampoco debe llevar a restar importancia a las amenazas que suponen para los israelíes los terroristas establecidos en la Franja de Gaza y más allá, ni a desestimar el sólido historial de Israel en cuestiones socialmente progresistas.
Por el contrario, mezclar estas dos situaciones tan diferentes —una exclusivamente estadounidense y otra exclusivamente israelí y palestina— carece de un contexto importante y es contraproducente a la hora de buscar soluciones constructivas, tales como medidas destinadas a promover el compromiso, las negociaciones y, en última instancia, un futuro de autodeterminación, seguridad y dignidad para ambos pueblos.