Resumen:
Hezbolá (“Partido de Dios”) es una organización terrorista islamista con sede en Líbano, leal a la República Islámica de Irán, que la financia y arma. Hezbolá está designada como entidad terrorista por 22 países, entre ellos Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Alemania, Países Bajos, Colombia y Argentina. La Unión Europea, la Liga Árabe y el Consejo de Cooperación del Golfo también han declarado grupo terrorista al brazo militar de Hezbolá.
El propósito de la existencia de Hezbolá es plantear en nombre de Teherán una constante amenaza existencial a Israel. Con el apoyo financiero y militar del régimen iraní, Hezbolá ha desestabilizado y remodelado la sociedad libanesa en su búsqueda de este singular objetivo. La frontera norte de Israel fue antaño su frontera más tranquila y pacífica, pero se convirtió en zona de guerra primero con la llegada de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y después con la creación de Hezbolá.
El principal objetivo de Hezbolá es la destrucción de Israel, al que considera un puesto de avanzada imperial de Estados Unidos. Al igual que otras organizaciones terroristas islamistas, Hezbolá considera a todos los judíos e israelíes objetivos legítimos y ha llevado a cabo atentados en varios países que han causado la muerte de muchos judíos y civiles israelíes. Se considera un participante de apoyo en la “Batalla del Diluvio de Al-Aqsa” de Hamás, que comenzó con la masacre de israelíes el 7 de octubre de 2023.
Antecedentes:
Tras su violenta expulsión de Jordania en 1970, a menudo conocida como el Septiembre Negro, la OLP se estableció en el sur de Líbano, desde donde organizó ataques con misiles, incursiones y otras operaciones militares contra Israel. La militarización del sur de Líbano por parte de la OLP obligó a Israel a hacer frente a la amenaza entrando en Líbano e instalando un cordón de seguridad a lo largo de la frontera.
Tras la revolución iraní de 1979, clérigos chiitas iraníes y libaneses mantuvieron conversaciones sobre cómo llevar la revolución al Líbano y construir una oposición armada a la presencia israelí en el sur del país. Entre estos clérigos se encontraban los fundadores de Hezbolá, incluido su primer secretario general, Abbas Musawi. Hezbolá fue fundado con la ayuda del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Iraní (IRGC, por sus siglas en inglés) que envió fuerzas a Líbano en 1982.
La visión jomeinista del mundo sostenida por el régimen iraní —llamada así por el primer líder supremo de la República Islámica, que consideraba a Estados Unidos “el Gran Satán”— es una fuerza motivadora central de las acciones de Hezbolá. Así, el 18 de abril de 1983, un terrorista suicida de Hezbolá estrelló un camión contra la fachada de la embajada de Estados Unidos en Beirut matando a 63 personas, entre ellas 17 estadounidenses. Seis meses después, el 23 de octubre de 1983, terroristas suicidas de Hezbolá atacaron el cuartel de los Marines de Estados Unidos en Beirut, así como los cuarteles utilizados por los miembros del 1er Regimiento de Cazadores Paracaidistas de Francia, matando a 241 militares estadounidenses y 58 franceses.
En 1985, Hezbolá publicó un manifiesto que comienza con dedicatorias a “la antorcha que [...] quemó con su pura sangre reluciente el poder de la ‘Entidad Sionista’ y su mito”, y al ayatolá Jomeini, llamándole “el que hizo añicos el sueño americano en Líbano”.
El manifiesto continúa afirmando que la “lucha de Hezbolá contra el violador Israel emana de un entendimiento doctrinal-histórico”. También rechaza “todos los intentos de mediación entre [Hezbolá] e Israel” e incluso “considera a las partes mediadoras como agresores”, afirmando que el “enfrentamiento de Hezbolá con [Israel] solo cesará cuando este sea completamente borrado de la faz de la tierra”.
El manifiesto de Hezbolá de 2009 confirma asimismo su “rechazo total a cualquier tipo de compromiso con la entidad sionista [Israel]”, describiendo esta postura como “predeterminada y permanente”.
Ataques contra israelíes y judíos:
Esta implacable enemistad hacia Israel no solamente se ha expresado en palabras. Desde su fundación, Hezbolá ha perpetrado atentados terroristas contra judíos e israelíes en todo el mundo.
El 17 de marzo de 1992, una célula de Hezbolá bombardeó la embajada israelí en Buenos Aires, matando a 29 personas e hiriendo a 242 más. Dos años más tarde, el 18 de julio de 1994, un terrorista suicida de Hezbolá estrelló una furgoneta cargada con 600 libras de explosivos contra el centro comunitario judío de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) en Buenos Aires. La explosión mató a 85 personas e hirió a más de 300.
A lo largo de los años, Hezbolá también ha disparado indiscriminadamente innumerables misiles contra el norte de Israel. Junto con los bombardeos con misiles de Hamás, la amenaza que supone el arsenal de Hezbolá —que al parecer supera los 130.000 misiles—hizo necesario el desarrollo de la Cúpula de Hierro israelí y otros sistemas de defensa antimisiles para proteger a la población civil israelí.
El 12 de julio de 2006, Hezbolá lanzó una incursión transfronteriza en Israel en la que asesinó a tres soldados israelíes y capturó a otros dos con el objetivo de presionar a Israel para que liberara a prisioneros de Hezbolá. Los dos soldados secuestrados —Ehud Goldwasser y Eldad Regev— también fueron asesinados por Hezbolá.
El Secretario General de Hezbolá, Hassan Nasrallah, calificó de victoria el conflicto de un mes de duración resultante del ataque de Hezbolá, porque Israel no pudo “recuperar a los dos rehenes sin un intercambio [...] ni aplastar a Hezbolá”. Días después de un alto al fuego declarado el 14 de agosto de 2006, el líder supremo iraní Ali Jamenei elogió a Hezbolá, afirmando que habían impuesto su “superioridad sobre la entidad sionista y [...] ridiculizado el mito de que el ejército sionista es invencible”.
Después del 7 de octubre:
La creencia de que Israel puede y debe ser destruido mediante el desgaste gradual está detrás del actual apoyo activo de Hezbolá a Hamás en su guerra contra Israel, que comenzó con el ataque del 7 de octubre. Nasrallah calificó el ataque como “la grandiosa operación yihadista [del] 7 de octubre... esta gran, bendita y extensa operación...” que “...fue una obra heroica, valiente, innovadora, bien ejecutada y grandiosa que merece todos los elogios”.
Nasrallah también describió los ataques contra Israel de Hezbolá, los Hutíes y los agentes apoderados iraníes en Irak y Siria desde el 7 de octubre —todos de apoyo a Hamás— como “una batalla de acumulación de logros y puntos, una batalla del tiempo” cuyo objetivo es “crear el caos”, agotando los recursos militares y económicos de Israel para “aumentar la presión sobre el enemigo”.
Los continuos ataques de Hezbolá con misiles y cohetes han forzado el desplazamiento interno de más de 60.000 civiles israelíes de ciudades y pueblos del norte del país, así como de civiles libaneses que viven cerca de la frontera con Israel.
El 27 de julio de 2024, un cohete disparado por Hezbolá cayó en un campo de fútbol de la ciudad israelo-drusa de Majdal Shams, matando a 12 niños.
En respuesta al ataque de Majdal Shams, el comandante militar de mayor rango de Hezbolá, Fuad Shukr, fue atacado y muerto por las FDI en un ataque aéreo sobre Dahieh, un suburbio de Beirut, el 30 de julio de 2024. Shukr dirigía la unidad de Hezbolá responsable de atacar el norte de Israel con misiles. También era buscado por Estados Unidos por su participación en el atentado contra el cuartel de los Marines estadounidenses en 1983.