Sin duda, el conflicto palestino-israelí siempre ha suscitado fuertes emociones y diferencias de opinión, y es natural que tales desacuerdos se acentúen en tiempos de crisis. Agregarle intolerancia a cualquier conversación, análisis, política o reportaje —ya sea antisemitismo o islamofobia— solo contribuye a exacerbar el conflicto. Invocar temas y mitos antisemitas puede ser perjudicial para toda la sociedad, al permitir que el odio se vuelva corrosivo y la intolerancia no se controle. Esto puede fomentar los prejuicios y conducir a más violencia, distorsionar la realidad y alterar conversaciones que de otro modo serían productivas, socavando nuestra capacidad para resolver los problemas que pueden poner fin al conflicto.
La retórica dirigida contra individuos que, por su religión, etnia u otras características reales o percibidas, son vistos como representantes de países y sus acciones, puede tener un impacto racista, aunque no sea intencionado, y provocar daños reales, especialmente a las personas marginadas. En los últimos tiempos, la retórica que asociaba la pandemia del COVID-19 con China alimentó la violencia contra la comunidad asiática americana. Asimismo, asociar a los inmigrantes mexicanos con "criminales" dio lugar a políticas de separación de familias en la frontera e incitó a la violencia contra las comunidades latinas; designar a las naciones africanas como "países de mierda" dio lugar a restricciones en los procesos de visado y migración; y describir a los estadounidenses de origen japonés como "espías" durante la Segunda Guerra Mundial dio lugar a campos de internamiento.
En el caso del conflicto palestino-israelí, además del discurso abiertamente antisemita en su forma más extrema, la animadversión contra los judíos exacerbada por el antisionismo y la retórica que demoniza a Israel y niega el derecho judío a la autodeterminación puede resultar perjudicial para la comunidad judía. La violencia contra comunidades enteras no carece de precedentes, entre ellos la persecución del pueblo judío por parte del gobierno soviético, el Farhud (pogromo) en Irak y otros actos de violencia antisionista contra el pueblo judío en el Medio Oriente y el Norte de África. A veces, esa retórica crea condiciones en las que los judíos se sienten inseguros y entornos en los que el antisemitismo puede expresarse con mayor libertad.
A continuación se exponen ‘trampas’ comunes que invocan el antisemitismo, así como declaraciones proactivas y sugerencias para evitar los prejuicios y la intolerancia cuando se habla del conflicto palestino-israelí. Estas estrategias pretenden apoyar a los aliados no judíos.
1. Aprende más sobre el conflicto
- El conflicto palestino-israelí tiene raíces milenarias, y hay una gran variedad de factores históricos, religiosos, políticos y culturales en juego.
- Para poder debatir realmente sobre el conflicto, evita la simplificación excesiva pues esta solo conduce a estereotipos y prejuicios.
- La mejor manera de hacerlo es leer una variedad de fuentes informadas desde muchas perspectivas.
- Evita las voces extremas de ambos bandos: se cauteloso con quienes culpan exclusiva o abrumadoramente a un grupo por todas las tensiones en la región.
2. El lenguaje importa, es importante evitar lo siguiente:
- Referirse a Israel como "la entidad sionista" u otros eufemismos; habla del Estado de Israel o el Estado judío.
- Demonizar y deshumanizar al pueblo judío utilizando lenguaje, símbolos, temas y estereotipos antisemitas, como invocar el libelo de sangre, el deicidio, el control financiero o la falta de lealtad.
- Las teorías de conspiración sobre el poder/control judío de los medios de comunicación o la política exterior estadounidense.
- Utilizar representaciones deshumanizadoras de los judíos como no humanos, animales, alimañas o insectos.
- Un lenguaje inexacto, incendiario, divisivo y contraproducente. Debes esforzarte por utilizar un lenguaje común basado en el respeto al debatir cuestiones complejas como el conflicto del Medio Oriente.
3. Evita negar la historia judía invocando el Holocausto como comparación
- Puedes expresar tu firme oposición a acciones concretas sin invocar términos extremos como "genocidio" y "limpieza étnica". Estos y otros términos similares no son descripciones precisas del conflicto en el Medio Oriente; esgrimir estas acusaciones trivializa las atrocidades históricas y modernas, y exacerba las tensiones y las probabilidades de violencia.
- Comparar a Israel con la Alemania nazi o a Gaza con el gueto de Varsovia, representar a los dirigentes israelíes como nazis, etc., negar el Holocausto o apropiarse del trauma judío para objetivos políticos.
4. Abstente de deslegitimar las preocupaciones del pueblo judío
- Desestimar las preocupaciones por la seguridad o la amenaza de la organización terrorista Hamás u otros extremistas.
- El antisemitismo está muy extendido y puede ser sutil; el antisemitismo puede ser perpetuado por personas bienintencionadas.
- Aplicar un doble estándar al pueblo judío o a Israel.
- Deslegitimar la identidad de las personas y el derecho del pueblo judío o palestino a la autodeterminación en su tierra ancestral.
5. Evita responsabilizar a las personas judías de las acciones del Estado de Israel
- Exigir a los judíos que renuncien al sionismo o denuncien al Estado de Israel, o a ciertos extremistas diciendo que los árabes son semitas.
- ‘Tokenizar’ a los judíos, por ejemplo, dividiendo a la comunidad en "judíos buenos" y "judíos malos" e invalidando la identidad judía de alguien en función de opiniones políticas.
- Atacar a personas o espacios judíos para expresar activismo antiisraelí o propalestino (por ejemplo, grafitis de "Palestina libre" en una sinagoga).
6. Utiliza la educación y el conocimiento para un debate productivo
- Conoce la historia del antisemitismo, sus raíces y sus manifestaciones contemporáneas.
- Si inviertes en educarte sobre la región, utiliza fuentes confiables y eruditas. Los debates productivos se basan en el conocimiento y no en la ignorancia o los prejuicios.
- Define los términos (es decir, asegúrate de que existe una definición compartida) y crea un lenguaje compartido para un debate respetuoso.
7. Céntrate en las personas, no en las políticas
- Escucha las experiencias vividas por los demás y esmérate en comprender en lugar de responder.
- Acepta que cada persona judía tiene su propia experiencia y perspectiva, y que estas pueden diferir ampliamente.
- Pregunta y escucha cómo definen las personas su identidad como judíos, israelíes o sionistas. La identidad es complicada y no todo el mundo se identifica de la misma manera.
- Las críticas deben enfocarse en las acciones específicas del gobierno y los líderes que promulgan esas políticas, no en los ciudadanos israelíes o el pueblo judío en general.
8. Escucha las voces de los afectados
- Del mismo modo que debemos escuchar a cualquier grupo marginado cuando afirma que le afectan los prejuicios y el odio, debemos escuchar cuando la gente da la voz de alarma sobre el antisemitismo y otras formas de intolerancia derivadas del conflicto del Medio Oriente.
- Permite que las experiencias sigan siendo distintivas y no compares: evita las "olimpiadas del dolor".
- Se sensible al dolor, el sufrimiento y las pérdidas experimentadas por todas las partes del conflicto.
- Permite que las personas con experiencias personales y traumas asociados a esta región se excluyan de las conversaciones y/o determinen cómo quieren participar.
9. No conviertas el conflicto en una prueba de fuego para la participación en otras causas
- Proyectar la dinámica racial o política estadounidense sobre el conflicto palestino-israelí produce malentendidos y análisis erróneos que pueden hacer más mal que bien.
- Los estadounidenses tienen opiniones diversas y complicadas sobre el conflicto del Medio Oriente; no exijas a los judíos ni a nadie que adopte una postura específica sobre el conflicto para poder participar en otras causas y movimientos.
- Procura no comparar la historia de Israel-Palestina con la de otras regiones, como Norteamérica, ni imponer una visión estadounidense al conflicto del Medio Oriente.
10. Esfuérzate por aprender más sobre cómo definir e identificar el antisemitismo.
- Empieza con Antisemitism Uncovered en antisemitism.adl.org
- Denuncia o llama la atención sobre las manifestaciones de antisemitismo (y/o islamofobia) y mantén las conversaciones en un ámbito productivo.
- Denuncia los casos de antisemitismo (relacionados o no con Israel).
- Cuando recibas comentarios que indiquen que una afirmación es antisemita o antimusulmana, haz una pausa y explora cómo y por qué puede ser cierto, en lugar de permitir que eso ponga fin a la conversación.
¿Por qué es importante reconocer el antisemitismo?
El antisemitismo se define como una determinada percepción de los judíos, que puede expresarse como odio hacia ellos. Las manifestaciones retóricas y físicas del antisemitismo se dirigen contra personas judías o no judías y/o sus bienes, contra instituciones de la comunidad judía e instalaciones religiosas.
Normalizar incluso las formas aparentemente inofensivas de prejuicios basados en el odio refuerza actitudes sociales peligrosas que pueden erosionar los valores de una sociedad justa. El silencio y la complacencia ante comentarios o acciones prejuiciadas permiten que otros interioricen mensajes dañinos, convirtiéndolos en algo habitual. La Pirámide del odio de la ADL ilustra cómo la retórica puede convertirse en políticas, prácticas y acciones.